Revelan uno de los secretos mejor guardados de las mujeres
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¿Por qué las filas para usar los baños públicos siempre son más largas en el lado de las mujeres que en el de los hombres?
Se trata de una lección de vida que generación tras
generación las madres -podríamos decir con cierta seguridad que de todo
el mundo- han pasado a sus hijas y, aún así, ha sido un secreto para
muchos hombres. Hasta ahora.
Luciana Ochoa, de La Plata, Argentina, decidió romper con el silencio y de una vez por todas explicar a los hombres por qué con bastante frecuencia las mujeres tardan más tiempo que los hombres cuando les toca ir al baño en la calle.
No, no se trata de una cuestión de vanidad.
En su entrada del pasado 4 de abril, Ochoa explica con detalle cómo todo empieza escuchando una vocecita de la madre diciendo "nunca, nunca pero nunca te sientes en un baño público".
Ahora bien, dependiendo del estado del aseo público, se puede decir que las mujeres tienen dos opciones: la de limpiar el asiento para luego cubrirlo de papel higiénico antes de sentarse y la que Ochoa llama postura "ninja".
"'La Posición' es una de las primeras lecciones de vida de una niña", escribe en su comentario que se ha compartido más de 110.000 veces. "Súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el resto de nuestras vidas".
"Pero aún hoy en nuestros años adultos", advierte. "'La posición' es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar".
La misma consiste en empezar a doblar las piernas como si se fuera a sentar, pero sin terminar de hacerlo. Es decir, el cuerpo nunca debe tocar el retrete; queda a medio camino entre estar de pie y sentarse.
MÁS DIFICULTAD
Ochoa explica cómo el procedimiento se complica cuando la puerta del baño no tiene seguro y/o no hay un colgador para dejar la cartera (pueden suceder las dos cosas a la vez).
"Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar; porque estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, los calzones cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza contra la puerta y un bolso de 5 kg colgando de tu cuello", relata.
"En este momento ves a tu chico que entró y salió del baño de hombres y encima le quedó tiempo de sobra para leer un libro de Borges mientras te esperaba. '¿Por qué tardaste tanto?'' te pregunta ya aburrido. 'Había mucha cola', te limitas a decir".
Tras su publicación, Ochoa ha recibido cientos de comentarios, muchos de ellos ofreciendo todavía más detalles de lo que ocurre puertas adentro del lavabo de las mujeres.
"Faltó (decir) que te secas las manos en el pelo o a veces tiras de la cadena y no hay agua en el estanque", escribe Susana Recabarren.
Por su parte Fabiana Pardo cuenta cómo la situación se dificulta cuando se trata de una mujer que entra con su hija pequeña y las dos tienen que ir al baño. "Ahí estas otra vez, en un cubículo de 1x1 tratando de orinar como puedas".
Mientras que algunos hombres no ocultaron su asombro tras leer tal revelación. "¡Pobres mujeres! Mientras a ustedes les pasa eso, nosotros hacemos competencias para ver quién apunta mejor al centro", escribe Claudio Fabian Sidoli.
Luciana Ochoa, de La Plata, Argentina, decidió romper con el silencio y de una vez por todas explicar a los hombres por qué con bastante frecuencia las mujeres tardan más tiempo que los hombres cuando les toca ir al baño en la calle.
No, no se trata de una cuestión de vanidad.
En su entrada del pasado 4 de abril, Ochoa explica con detalle cómo todo empieza escuchando una vocecita de la madre diciendo "nunca, nunca pero nunca te sientes en un baño público".
Ahora bien, dependiendo del estado del aseo público, se puede decir que las mujeres tienen dos opciones: la de limpiar el asiento para luego cubrirlo de papel higiénico antes de sentarse y la que Ochoa llama postura "ninja".
"'La Posición' es una de las primeras lecciones de vida de una niña", escribe en su comentario que se ha compartido más de 110.000 veces. "Súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el resto de nuestras vidas".
"Pero aún hoy en nuestros años adultos", advierte. "'La posición' es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar".
La misma consiste en empezar a doblar las piernas como si se fuera a sentar, pero sin terminar de hacerlo. Es decir, el cuerpo nunca debe tocar el retrete; queda a medio camino entre estar de pie y sentarse.
MÁS DIFICULTAD
Ochoa explica cómo el procedimiento se complica cuando la puerta del baño no tiene seguro y/o no hay un colgador para dejar la cartera (pueden suceder las dos cosas a la vez).
"Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar; porque estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, los calzones cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza contra la puerta y un bolso de 5 kg colgando de tu cuello", relata.
"En este momento ves a tu chico que entró y salió del baño de hombres y encima le quedó tiempo de sobra para leer un libro de Borges mientras te esperaba. '¿Por qué tardaste tanto?'' te pregunta ya aburrido. 'Había mucha cola', te limitas a decir".
Tras su publicación, Ochoa ha recibido cientos de comentarios, muchos de ellos ofreciendo todavía más detalles de lo que ocurre puertas adentro del lavabo de las mujeres.
"Faltó (decir) que te secas las manos en el pelo o a veces tiras de la cadena y no hay agua en el estanque", escribe Susana Recabarren.
Por su parte Fabiana Pardo cuenta cómo la situación se dificulta cuando se trata de una mujer que entra con su hija pequeña y las dos tienen que ir al baño. "Ahí estas otra vez, en un cubículo de 1x1 tratando de orinar como puedas".
Mientras que algunos hombres no ocultaron su asombro tras leer tal revelación. "¡Pobres mujeres! Mientras a ustedes les pasa eso, nosotros hacemos competencias para ver quién apunta mejor al centro", escribe Claudio Fabian Sidoli.
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